La causa principal de los altos niveles de contaminación en la ciudad de Madrid es el tráfico motorizado que circula diariamente por los corredores de acceso y salida de la capital, así como el intenso tráfico que tiene lugar en su interior. Los vehículos privados son responsables de casi el 80% del total de emisiones de óxidos de nitrógeno debidas al tráfico y del 60% de las emisiones de partículas. Esta primavera durante el confinamiento hemos podido comprobar los efectos que tiene una reducción drástica del tráfico rodado en la calidad del aire de la ciudad (que ha supuesto una reducción de contaminantes como el NO2 de casi el 50 % en Madrid). Otras fuente de contaminación atmosférica en las ciudades son las actividades industriales, gestión de residuos, calefacciones domésticas, entre otras, pero parece lógico repensar la movilidad en la ciudad de Madrid si queremos atajar este problema. El modelo de movilidad actual no resulta únicamente insostenible por sus efectos sobre la salud sino también por la gran cantidad de recursos que requiere. En las ciudades el espacio destinado a los vehículos motorizados (incluido viales y espacios de estacionamiento) es de entre el 65-75% del espacio público. El tráfico motorizado de las ciudades representa el 40% del consumo energético del total del transporte estatal. Si bien las evidencias sobre la insostenibilidad de la movilidad actual son contundentes, la movilidad representa un problema complejo que requiere de un abordaje multidimensional que no reduzca la formulación de soluciones únicamente al uso de energías limpias en el transporte. En los talleres de movilidad que hemos realizado con vecinas, vecinos y jóvenes de Usera hemos trabajado analizando la movilidad en el distrito desde cinco facetas diferentes:
Sujetos o personas que se mueven: ¿qué personas se mueven en el barrio? ¿Cuando pensamos en movilidad en el barrio para que personas estamos pensando ese modelo de movilidad sostenible? En un barrio se pueden mover gran diversidad de personas, no todos los movimientos se hacen en un medio de transporte motorizado (público o privado) sino que también hay peatones, algunas con requerimientos especiales como niñas y niños, personas mayores, personas con diversidad funcional que son más vulnerables a espacios inseguros o llenos de obstáculos. También hay ciclistas, cuya movilidad entra en conflicto a veces con la de los peatones al ser los espacios libres de tráfico motorizado muy reducido. Las personas no tenemos una misma movilidad, y esta va cambiando a lo largo de nuestras vidas.
Objetivos: ¿para qué se mueven las personas? ¿Hay algún objetivo que requiera un mayor esfuerzo de movilidad para las personas del barrio? Las personas no se mueven únicamente para ir a trabajar , se mueven también para acceder a servicios básicos (sanidad, educación, otros), para adquirir bienes de necesidad cotidiana (alimentos, fármacos, otros), por ocio, etc. Con qué grado de satisfacción pueden conseguir esos objetivos en el modelo actual de movilidad. ¿Qué objetivos queremos que tengan una mejor movilidad? Por ejemplo, ¿las/os niñas/os y jóvenes del barrio tienen una movilidad sostenible al acudir a su centros educativos?, ¿es segura para ellas, es saludable, les consume mucho tiempo, es accesible económicamente para sus familias?).

Medios y medidas: ¿Qué medios tenemos para conseguir las personas de un barrio esos objetivos tan diversos? Tenemos medios de transporte públicos y privados (con energías limpias o basados con combustibles fósiles), medios de transporte activos (bicicleta o a pié). Pero también la configuración de nuestros barrios y ciudades condiciona un tipo de movilidad. Si pensamos en modelos de proximidad en la que las mayor parte de nuestras necesidades se satisfacen en entornos próximos (conocido como ciudades de los 15 minutos) nuestras necesidades de movilidad a distancias grandes se reducen. El aumento de la movilidad obliga (aquellas que realizamos para acudir o volver de los centros de trabajo o estudios) está condicionada por la organización de espacios dentro de la ciudad con usos muy poco diversificados. Es decir que existen grandes espacios dentro de las ciudades donde el uso mayoritario es uno, por ejemplo oficinas de trabajo, lo que supone que un número importante de personas se desplazan hasta allí; o zonas residenciales donde se concentran espacios de viviendas pero los servicios básicos disponibles son escasos. Si no se reduce la movilidad obligada los sistemas de transporte públicos son insuficientes para asumir toda esa necesidad de movilidad. Medidas posibles y que se pueden emplear simultáneamente para mejorar la movilidad y hacerla más sostenible son: peatonalizaciones, rediseño de la circulación y organización urbanística de proximidad, reducción de la velocidad del tráfico rodado, cargas impositivas que desincentiven el transporte individual, mejora de la interconexión de los diferentes medios de transporte, implicación de las empresas en planes de movilidad para empleada/os (promoviendo transportes colectivos, transporte público y transporte activo), entre otras.
Condicionantes: ¿qué condicionantes tienen que tener las alternativas de movilidad que plateemos?, por ejemplo ¿deben estar basados en energía limpias? ¿deben ser seguros y accesibles para todas y todos (mayores, pequeños, migrantes, no migrantes, con diversidad funcional, paradas, activas laboralmente, otras? ¿cúal es el coste de estas alternativas de movilidad? ¿deben ser accesibles económicamente para todas las personas?
Impactos: ¿cuáles son los impactos sociales, ambientales, económicos de un determinado modelo de movilidad? Si queremos transitar a modelos de movilidad sostenibles, debemos de tener en cuenta estos tres aspectos a la hora de valorar su impacto. Ponemos un ejemplo. Un modelo de movilidad basado únicamente en cambiar a energías limpias, puede ser más sostenible ambientalmente porque reduce las emisiones contaminantes en el entorno local) , pero no tiene por qué ser sostenible socialmente y ni económicamente (la mayor parte de los ciudadanas no pueden acceder a un vehículo individual eléctrico) además de que no reduciría otras de los impactos de actual modelo de transporte, como son la saturación de los espacios de circulación, el gran espacio que consume dentro de las ciudades los coches, o la siniestralidad (recordamos que 1 de cada 10 accidentes laborales se deben a accidentes de tráfico).

Desde los barrios ¿qué podemos hacer?. En primer lugar sugerimos hacer un diagnóstico participativo de la problemática de la movilidad en nuestros barrios e identificar aquellos aspectos que queremos priorizar, por impacto, por potenciales mejoras, por viabilidad, etc. Posteriormente sugerimos construir una hoja de ruta de un modelo de movilidad sostenible que ha de incluir los siguientes ingredientes:
Inclusividad, buscando y analizando para todos los colectivos sociales, los objetivos o motivos de movimiento, y hacer que el movimiento sea satisfactorio y eficiente (viajar y llegar bien), limpio, saludable y sostenible.
Participación ciudadana en los planes de movilidad (diseño, evaluación, comunicación, etc.)
Fomento de la movilidad de proximidad. Desde los barrios podemos plantear medidas que favorezcan un urbanismo de proximidad: algunas de estas medias llevan implementándose con éxito en otras ciudades como Vitoria o Barcelona. Son medidas encaminadas a fomentar el transporte activo, y la movilidad de proximidad. Para ellos se han empleado diferentes estrategias como peatonalizaciones, diseño de supermanzanas, reducción del la velocidad del tráfico rodado, mejora de la seguridad y conexión para trayectos a pié o en bicicleta, entre otros.
Repensar el espacio público, desocupar parte del espacio que actualmente se le dedica en las ciudades al transporte motorizado es una necesidad pero también un trabajo de rediseño de uso de estos espacios públicos, con criterios de inclusividad, mejora de la cohesión social y sostenibilidad ambiental. Estos espacios ganados al tráfico motorizado pueden tener múltiples funciones, pueden ser nuevas áreas verdes (con una función de ocio, y de interconexión entre barrios, pero también como elementos de mitigación y adaptación al cambio climático), espacios de juego, espacios públicos para reunirse, para pasear, para moverse, para compartir con otras/os vecinas/os.
